26 de septiembre de 2011

SOBRE SER O NO SER (IMPRESCINDIBLE)

Al final todo en la vida se resume en eso.
A la eterna duda de Hamlet ("Ser o no ser, esa es la cuestión") le faltaba una coletilla final. Una de esas palabras que pueden no significar nada o significarlo todo. Uno de esos motes o palabros que determinan el sentido de una frase. Y en este caso es, nada más y nada menos, que la palabra IMPRESCINDIBLE.
Normalmente no uso palabras con prefijos ni con negaciones al principio. No me gustan. Soy más de expresiones simples y directas. Pero esta palabra me parece especialmente curiosa. IM-PRESCINDIBLE. Si lo piensas... ¿cuántas cosas hay en tu vida que sean imprescindibles? Es decir, ¿de cuántas cosas serías incapaz de desprenderte, soltarlas y abandonarlas para siempre? Pocas, seguro que muy pocas. Porque vivimos y bebemos de la cultura del 'de momento' y del 'aquí y ahora'. Pero si incluso nos hemos inventado un concepto llamado 'obsolescencia programada' que hace referencia a la fabricación de objetos con un período de vida determinado. O sea, lo hago, construyo o fabrico y lo programo con fecha de caducidad, para que X día deje de funcionar y tenga que ser sustituido por otro. Comprar, usar y tirar. Y cambiar por otro. Y pagar de nuevo por ese "otro".
Y luego están las modas. Modas de todo tipo. Por ejemplo en la ropa: te compras un vestido estupendo y que encima te cuesta un dinero importante. Te lo pones, lo luces y piensas que has hecho una gran compra. Pero conforme pasa el tiempo se va quedando anticuado quedando al fondo del armario hasta que, cuando pasa la moda, lo tiras o lo das y los sustituyes por otro que, a su vez, también pasará de moda.
Con tantos y tantos inputs que apuntan que todo es temporal, que caduca y muere, y es sustituído por otro, parece imposible pensar que algo pueda ser imprescindible.
Pero yo a la duda de Hamlet le añadiría esta palabra. Y su pesada e inconclusa duda quedaría en "Ser o no ser IMPRESCINDIBLE, esa es la cuestión".
Porque si eres imprescindible en tu grupo de amigos y tu familia, te crea una sensación de bienestar, de autenticidad, de ser único e irrepetible y te sientes confortado. Especial.
Y si eres imprescindible en tu profesión, te valoran porque nadie es ni será capaz de hacer el trabajo que tú haces. O no del mismo modo. Y entonces te pagan (mucho) por ello.
Y si no lo eres, no pasa nada. Alguien ocupará tu lugar y se encargará de serlo. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida si no una eterna lucha por conseguir ser imprescindible?