- Toc, toc.
- Sí?
- Puedo...?
- Quién eres?
- No me conoces porque no ha dado tiempo... pero prometo confundirte para siempre. Prometo complicarte la vida y hacer que tus recuerdos parezcan ovillos de lana enredados. Juro desde ahora que apareceré en los momentos más inoportunos, cuando creas que he desaparecido, que me he esfumado. Prometo, además, que haré ver que te conozco desde y para siempre. Sacaré a la luz tus secretos más ocultos y te abanicaré con ellos. Te doy mi palabra que te convenceré día a día de que eres la única y que sólo tú me conoces de verdad. Te confiaré mis detalles más íntimos para que te sientas especial. Por último, prometo firmemente que cuando te haya convencido, desapareceré, para siempre.
- Hubiera sido un placer. Nunca se me han dado bien las despedidas... pero mira, contigo haré una excepción.
ADIÓS.