1 de febrero de 2009

SÓLO ME INTERESA PORQUE ESTÁ PROHIBIDO



Somos caprichosos e inconformistas por naturaleza. Nos pasamos la vida fijando objetivos, propósitos, marcando metas y dibujando caminos. Y cuánto más arriba estén, más lejanos, más inalcanzables y más imposibles sean estos objetivos... más atractivo e intrigante nos resulta la simple idea de llegar a conseguirlo algún día. Luchas, peleas, compites, incluso sufres a veces con el fin de tocar con la punta de los dedos aquello que tanto tiempo llevas persiguiendo. Ese 'querer y no poder' da sentido a tu vida, hace que te despiertes cada día por algo, enciende la chispa que te recuerda que no estás aquí de casualidad. Quieres lo que aquél o aquella tiene sin apreciar lo que tienes y un día deseaste. Claro, eso forma parte del pasado. 'Con ese muñeco ya has jugado muchas veces'. Quieres ese otro; más nuevo, más bonito, menos tuyo. Y cada día vas andando como un caballo al que el 'cubre-ojos' sólo le permite mirar en línea recta, sin advertir lo que tiene a izquierda y derecha. No te engañes, sólo te interesa porque está prohibido. ¿Imposible? una línea imaginaria que se marca alguna gente para no atreverse a luchar por algo: una idea, un sueño. Pero la tragedia tiene lugar cuando después de correr llegas a la meta. Bravo! lo conseguiste. Ya es tuyo. Y ahí viene la gran pregunta... ¿realmente lo deseabas tanto? ¿has visto todo lo que has dejado por el camino para conseguir tu fin? Entonces te das cuenta que lo realmente importante no es conseguir lo que quieres, sino que te guste después de conseguirlo.