10 de enero de 2011

SÓLO PALABRAS


Cuántas podemos llegar a decir al día?
Cuántas recibimos, mandamos, cambiamos o vendemos?
Qué son o para qué sirven, realmente?
La RAE (Real Academia Española) propone algunas definiciones como "segmento del discurso unificado habitualmente por el acento, el significado y pausas potenciales inicial y final", "Representación gráfica de la palabra hablada"o "promesa u oferta". Luego añade algunas acepciones como palabras (buenas), palabras (medias), palabra (clave), palabra (de honor) o palabra (mágica). Creo que de todas, con la que más de acuerdo estoy es con lo de "mágica".
Las palabras definen, otorgan, crean, señalan, deducen, insinúan, hieren, ruborizan, alegran. ¿Cuántas cosas conocéis que sean capaces de hacer todo esto?
Las palabras nos marcan casi casi desde que llegamos al mundo. Retroceded en el tiempo y acordaos de cuando erais pequeños, unos bebés. O imaginad uno cualquiera. Escuchad esos jadeos, llantos y ruiditos. Eran intentos de decir alguna palabra.
Ahora avanzad un poco, no demasiado. Vuestra primera palabra. Probablemente, como la mayoría, fuese papa o mama. ¡Qué descubrimiento! Puedes dirigirte a alguien y ese alguien te corresponde, te contesta, te entiende!!!!
Luego viene la época de la curiosidad. El descubrimiento de una palabra genial que nos gusta mucho a más de uno: POR QUÉ. Mi madre siempre me cuenta que un día, cuándo era pequeña, me dió por preguntar a todo lo que me decía el por qué. Mi madre empezó a argumentármelo todo: - "Pues porque primero fui allí, luego más allá..." - "Y por qué?" "Porque tenía que ir al mercado..." - "Y por qué?" Y así estuve un buen rato. Hasta que mi madre se cansó de tener respuesta para todo y que ninguna fuese suficiente y respondió: "Porque sí!" A lo que yo repliqué con cara de asombro: "Ah". (Esto era sólo una anécdota)
Conforme van pasando los años, vas descubriendo más palabras. Además, es curioso, porque se podría definir cada etapa de tu vida con una, o como mucho dos palabras.
Por ejemplo, a los cuatro, cinco o 6 años, todos descubrimos una palabra terrible: "No". La misma que nos hemos cansado de oír cuando preguntábamos "Puedo esto, puedo lo otro?", "puedo ir a casa de tal amiga?". Siempre era la misma respuesta. En cambio, es curioso, porque cuando te haces mayor, (será por la rabia que le cogimos de pequeños) nos cuesta un mundo decir esa palabreja.
Luego, no hace falta decirlo, llegaran palabras tan complicadas como amistad, amor, relaciones, trabajo, responsabilidad, deberes, envidia, pereza, odio...
Sí, sé que me estoy dejando el famoso "te quiero". Pero resulta que el otro día escuché una frase que me hizo recapacitar muchísimo. Es de una película: Desmontando a Harry. Lo que se dice en un momento del film es "las dos palabras más bonitas que te pueden decir no son te quiero, sino es benigno".
Lo que pretendía decir, por si al final me he ido por la ramas (como suele pasarme) es que a veces olvidamos el valor de las cosas porque estamos acostumbrados a verlas, tocarlas, olerlas o en este caso, oírlas.
Sí, normalmente son sólo palabras. Pero a veces, sólo a veces, esas palabras pueden cambiarte la vida.

2 de enero de 2011

AHORA


Suena el despertador. Es la hora de levantarse. Desperézate, ponte en pie y hazte un café. No lo oyes? No lo ves? Ha empezado un nuevo día. Date prisa. No hay tiempo que perder.
Pégate un ducha rápida, ponte la ropa que más te guste, esa que normalmente dejas para ocasiones especiales. Mírate al espejo y di en voz alta "buenos días". Y que todos te oigan.
Cuando salgas a la calle sonríe, sonríe tanto que todos se pregunten el por qué. Sonríe incluso más fuerte cuando parezca que se avecina una tormenta. Ponle tú una nota de color. Salta encima de los charcos, no saques el paraguas, es sólo agua. Y cuando llegue la noche cálzate tus mejores tacones, para que suenen tus pasos, uno detrás de otro. Y pisa con fuerza. Que se oiga.
Hoy es un día único e irrepetible que no se volverá a repetir. Y yo soy una privilegiada por estar aquí y poder compartirlo. Es el momento de vivir. Y ese momento empieza aquí. Ahora. No después, no en un rato, no mañana. AHORA.
Bienvenidos al lado optimista de la vida. Bienvenidos al mundo. Y gracias. Por todo.
Aquí están mis propósitos para el 11.
Y vosotros... ¿Cómo empezaréis el año?