26 de abril de 2010

EL CAOS


Yo. Yo en medio de un inmenso desierto de arena. Estoy en el desierto pero tengo frío. Tengo frío pero el aire no corre. No hay nadie. Intento caminar pero me siento cansada. El cuerpo me pesa. Las manos me sudan. Tengo sed. A mi lado un reloj de arena. Me siento para descansar pero la arena me araña, me duele. De repente, nubes a los lejos. Nubes oscuras y espesas que se acercan a gran velocidad. Busco algo. Busco a alguien. De repente ojos que me miran y manos. Pero esas manos no me tocan. Ni siquiera me rozan. Sólo apuntan hacia mí con el dedo. De pronto desaparecen. Ahora veo huellas en la arena y corro siguiéndolas. Las huellas desaparecen a medida que avanzo. En medio de la nada, una puerta. Es azul. Primero me quedo mirándola pero decido abrirla. La abro y al otro lado no hay nada. La cruzo y encuentro algo: a mí.

Ya no estoy en un desierto. Estoy en la calle. Hay gente por todas partes. Coches, ruido, gritos. Colores y olores por todas partes. Palabras cruzadas. Silencios ahogados. Risas, llantos. Paseos. Semáforos. Ojos y manos. Pero esos ojos no me miran y las manos no me tocan. Ni siquiera para acariciarme. Las palabras tampoco me hablan y los silencios no me calman. Y sigo teniendo sed Pero ahora tengo agua y no me sacia.

Un agujero, negro y profundo. Crece, crece y crece. Cambia de forma cuando se le antoja y también desaparece de vez en cuando. Si desaparece, tropiezo y caigo dentro. Si está, crece y duele.

Un pincel mojado con pintura azul. Una pared blanca. Trazo cuatro líneas y un pomo. Dibujo una puerta. Ésa puerta. Aquella puerta que crucé. La abro y entro. Vuelvo al desierto, de nuevo. Vuelvo para recordar. Para desenterrar aquella pregunta. Para desenterrar la respuesta de una pregunta que no conozco.





Y cuando la encuentre... prometo volver.

7 de abril de 2010

PRONTO PARA TODO, TARDE PARA CAMBIAR


¿Crees que la gente cambia? Hace poco alguien me hizo esta pregunta... no, no es que quiera dar una respuesta a esto (ni mucho menos), más que nada porque tampoco sé si la hay. Así que mejor no arriesgarse. Pero la verdad es que es algo que he pensado más de una vez. En realidad creo que es algo que casi prácticamente todo el mundo se ha planteado en alguna ocasión, consciente o inconscientemente. Eres de los que no lo has pensado nunca? seguro? Imagina las siguientes situaciones:


Situación 1: Estás con tu pareja a la que por supuesto crees conocer a la perfección. Conoces sus manias, sus pequeños grandes detalles, sus inquietudes y, cómo no, también sabes cuales son sus defectos. De repente, un día cualquiera, ocurre algo. Empezáis a hablar y dices "no me esperaba esto de ti", "nunca lo hubiese imaginado", "no pensaba que fueses de esta manera" y un largo etcétera de mensaje similar.


Situación 2: Más de lo mismo pero con un/a amigo/a. Vuelve la retahila de reproches... "me has decepcionado", "hubiese puesto la mano en el fuego por ti" y blablabla.


En las dos situaciones está ocurriendo exactamente lo mismo. Esas expresiones de sorpresa sólo indican de una manera sutil que reconoces que no reconoces a esa persona por esa actuación o lo que aún es más duro de asumir, que quizás jamás conociste a esa persona.

En el fondo, simplemente se trata de eso. Quizás necesitamos pensar que la gente cambia (normalmente para mal) para no asumir que muy pocas veces llegamos a conocer a alguien como es realmente. Sin máscaras, sin compromisos y sin tapujos. Lo cierto es que resulta muy fácil decir "cómo ha cambiado X persona..." cuando realmente todos cambiamos. Lo que ya lo dicen... "sólo se ve la legaña en ojo ajeno".

No es malo cambiar. Al contrario, más bien creo que es necesario. Cambiar significa empezar y cerrar ciclos. Aprender. Crecer. Pero sobretodo avanzar.

Aunque más que cambiar diría que la gente matizamos. Sí. Me parece que la palabra "matizar" es más adecuada que no cambiar. Cambiar significa sustituir, reemplazar... es decir, en el fondo, hacer desaparecer algo y poner otro algo en su lugar. Y las personas no hacemos eso. Lo único que ocurre es que con el paso del tiempo agudizamos unos aspectos de nuestra forma de ser, y otros, en cambio, los suavizamos.

Aún así no entiendo por qué cuando decimos que alguien ha cambiado lo miramos como algo negativo. De hecho, haz algo: piensa en alguien que creas que conoces mucho y piensa en lo que más te molesta de él/ella, sus defectos. Ahora imagina que esa persona desaparece de tu vida. Qué es lo primero que echarías de menos? exacto, sus defectos.

En fin, que somos complicados por naturaleza.

Y como dice el dicho: "Quisimos cambiar el mundo y el mundo nos cambió a nosotros".