16 de junio de 2010

SOBRE MIS CÍRCULOS


Últimamente estoy intentando sacar conclusiones. Pienso, recuerdo, recupero historias pasadas, y ahora creo que todo, de un modo u otro ha tenido sentido. Personas, momentos, situaciones y lugares... es curioso cómo cuando está pasando algo en tu vida, viviendo en tiempo presente, no valoras o no aprecias o no te das cuenta de las cosas pequeñas. En cambio, cuando este tiempo pasa de presente a pasado y te sientas y recapacitas, almacenas y haces el historial de recuerdos, aquello pequeño pasar a ser grandioso, importante e incluso, a veces, crucial en tu vida.

Al igual que Medem, pienso que la vida consiste en un conjunto de círculos que hay que ir cerrando. Y estos círculos son como las personas: nacen, crecen, se desarrollan y mueren. Y así debe ser. Porque cuando nos empeñamos en alargar un círculo que ya se ha cerrado o debería haberse cerrado, vivimos una utopía, algo falso, sin vida. En estos círculos el destino, azar, fatum o casualidades o como quieran llamarse, juegan un papel importantísimo.

Resulta increíble como algunas personas pasan de puntillas por nuestra vida, descalzos para no hacer ruido, con susurros para no acostumbrarte al tono de su voz. Y en cambio otras llegan pisando fuerte, haciendo todo el ruido de posible, te cogen la mano para que reconozcas el tacto de su piel y te atan con una cuerda invisibe de por vida. Las primeras te hacen ver que en el mundo hay distintos tipos de gente, pero tal y como entran, se van. Son los segundos los que me preocupan... porque son aquellos a los que con una mirada puedes y pueden decir todo, quienes hacen que te sientas vulnerable, son aquellos que aparecen en el momento y en el lugar preciso. Como por arte de magia.



"Querer alargar un círculo que ya se ha cerrado es querer revivir algo que ya ha muerto"



Eso, magia... Magia es lo que provocan estos fenómenos de casualidad o 'sincronicidad'. Según el pensador Carl Jung estas casualidades "se refieren a la unión de los acontecimientos interiores y exteriores de un modo que no se puede explicar pero que tiene sentido para el observador, es decir, ese tipo de eventos en nuestra vida que solemos achacar a la casualidad, a la suerte, o a la magia. Se trata de vivir el mayor tiempo posible en ese “fluir” que hace que la vida parezca una aventura permanente, un viaje de descubrimiento constante sobre uno mismo, sobre los demás y el universo. Decir sincronicidad es lo mismo que decir magia".

Pues eso es lo que estoy haciendo, entender que los recuerdos son, al fin y al cabo, algo que se ha perdido y que hay que superar. Y aceptando que las personas no se cruzan en tu vida porque sí, que todo tiene un por qué, aunque cueste tiempo averiguarlo y a veces sea demasiado tarde.

Me siento especial y afortunada por haber vivido tantos momentos y sobretodo tan intensos, de haberme sentido importante para alguna gente, de tantos pequeños grandes detalles, de tantas miradas, tantos gestos y de tantas otras cosas.

No es una despedida, es simplemente el cierre de una gran etapa. Si algunas de las cosas o personas con las que he vivido esta etapa se repite en círculos posteriores, es que fue auténtico. Si desaparece, es que no fue tan verdadero, ni tan único, ni tan real, ni tan... ni tan...