4 de noviembre de 2010

NO SÓLO RESPIRAR

Hoy, no sé a cuento de qué, he tenido uno de esos momentos de auto-reflexión.
Cómo dije en la anterior entrada, es una época de movimientos, de cambio, de turbulencias, y todo está ocurriendo muy rápido. Incluso demasiado. Y cuando de una relativa tranquilidad se pasa a este contínuo vaivén, es normal que a una le asalten todas las dudas del mundo. Todos y cada uno de los campos que componen tu vida se vuelven enormes interrogantes con luces de neón.
Calla, me acabo de acordar. Ya sé a qué venía. Esta mañana, mientras me tomaba el café antes de ir a trabajar, hablaban en la televisión del caso de un chico que con 21 años se hizo una rinoplastia y, por una (presunta) negligencia médica, el muchacho ha estado otros 21 años en coma y ahora está en estado vegetativo. El caso es que yo tengo 22 años, y no puedo imaginarme lo que supondría entrar a una clínica con una vida, unas inquietudes, amigos, sueños, pareja, ilusiones, proyectos, preocupaciones... en fin, ese tipo de cosas que suponen tener una vida y vivirla. Porque son cosas muy distintas. Una cosa es tener una "vida", así, sustantivamente hablando, y otra cosa es "vivirla". Vivir es acción, es verbo, es hacer. Es una palabra que no entiende de subordinadas, ni de pasivismos.
Ya, ya me imagino. Pensaréis que esto no viene a cuento, y que es un tema demasiado serio como para "banarlizarlo" de esta manera. Pero mi intención está muy, muy lejos de eso.
Lo que intento decir es que no soporto la gente que se limita a conformarse con lo que tiene. A quejarse todo el tiempo por todo y sobretodo a no luchar.
Vivir es un deporte de riesgo. Tienes que picar a muchas puertas porque nunca sabes cuál se puede abrir detrás de la que acabas de cerrar. Tienes que probar muchos sabores porqué sólo así podrás decidir qué te gusta y qué no. Tienes que caerte, levantarte, y pensar qué puedes hacer para no volver a tropezar, como mínimo no con la misma piedra. En esta vida, que a veces tiene un sentido del humor un tanto curioso, puede fallar todo. Puedes perder el trabajo (si
es que llegas a tenerlo), puedes perder amigos que creías que nunca iban a fallarte. Incluso tu família puede darte la espalda en el peor de los casos. Todo, absolutamente todo, es susceptible de fallo. Pero quién no puede fallar nunca, eres tú contigo mismo. Es muy importante que hagas lo que hagas, cuando te mires al espejo reconozcas quién eres y no veas un extraño borrón al otro
lado. Tienes que ser y estar. Y todos esas cosas sólo son posibles viviendo, activamente, insistentemente. Cómo dijo Oscar Wilde, y creo que nunca he oído nada tan acertado como esto, “lo menos frecuente en esta vida es vivir, la mayoría de la gente existe, eso es todo”. Y sería muy triste, y muy grave a su vez, que a alguien le preguntaran ¿qué es lo mejor y lo peor que has hecho en tu vida? y sólo puediese responder que ha existido.
No se puede estar cansado de vivir, no lo entiendo. La vida es muy corta y a veces no sabes cuánto. De hecho nunca llegas a saberlo con certeza. Es un privilegio, aunque no lo hayamos ganado, que no todo el mundo tiene.
Parafraseando también a Risto Mejide: “con suerte vas a morir una vez, así que procura no morir más veces por el camino”.
Porque, desde luego, no sólo respirar... es VIVIR.

1 comentario:

QuietBrown dijo...

Ay... cuántas ideas me da esta entrada...
Lo primero: soy una hipocondríaca, lo asumo, y siempre me estoy preocupando si me sale algo raro, por si es gravísimo, oh, qué miedo... Y odio esa parte de mi personalidad, porque siempre termino pensando que el día que de verdad tenga algo serio lamentaré haber perdido el tiempo -unos minutos, tampoco creas que le doy vueltas durante días- con cosas que eran malas fantasías...
Por otra parte, te comento una idea que he repetido muchas veces ya, de la que algún día haré una entrada o un verso, según me dé: hay quien vive esta vida como si fuera de prueba. Como si no valiese, como si ellos valiesen para más pero se quedasen con lo que hay porque "puf, bueno, ya sabes..." Lo que yo sé es que tu vida es tuya y tus caminos también, no será culpa de nadie, excepto circunstancias excepcionales, si no lo aprovechas.
Y otra cosa en la que coincido contigo: ser fiel a uno mismo, no fallarse nunca, no traicionarse, no hacerse daño... Jamás.

¡Un besote!